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Entradas

Lluvia, por la tarde

Vacío a través de la ventana, solo gotas no todas caen algunas se limitan a verme desde afuera estrelladas contra el vidrio de la cocina o detenidas por alguna hoja pegada en el cristal. Yo me siento a tomar mate mientras extraño el cigarrillo y los besos amargos y pienso. Pienso en el tiempo y su paso lento y aplastante pienso en cada promesa incumplida pienso en calles recorridas, en jardines sin flores arrancadas pienso en el pilón de postergaciones que me reclama desde algún rincón de la casa desde el cajón blanco de la mesita blanca del living desde la montaña de hojas garabateadas en la mesa del comedor y pienso en los últimos días y en los primeros. Las despedidas siempre fueron buenas conmigo dejaban pocas marcas alguna que otra borrachera y casi ningún recuerdo. Por eso no entiendo por qué pienso en los finales y en los principios. Quizá sea la lluvia o el mate lavado quizás, el prometedor ronroneo de la gata. Quizá seas vos, acurrucada entre las ...

"Sobre los trazos de tiza borroneados de una rayuela"*, escrito junto a Carolina Arias

Corría el año 2011 y nos propusimos, junto a Carolina Arias, desafiar nuestros fantasmas y escribir una novela. Luego de quitar hojas, frases, capítulos completos, nos quedó una novela corta, concisa e interesante. Nos necesitábamos mutuamente para esa aventura, ya que ninguno lograba concluir las novelas que nos habíamos propuesto escribir: ella culpaba a su constante impaciencia; yo, a mi paciente inconstancia. Sin embargo, alineados los planetas, listas las lapiceras y las hojas lisas, preparado el mate con su verdor envolvente, nos sentamos durante semanas enterar a escribir en una plaza de Palermo; de largo pasaron los egos y las actitudes de 'divismo', y quizá por ello que decidimos no revelar quién escribió cada capítulo, ya que nos amalgamamos desde el principio. Acá les dejo sólo una pequeña parte de la 'novelita', espero sepan disfrutar de la locura. [Lo que está entre corchetes es el separador que llevaba cada capítulo, en este caso es un microcuento...

ELENA*

“y luego, como si le hubieran soltado los resortes de su pena,  se dio vuelta sobre sí misma una y otra vez, una y otra vez” (Juan Rulfo)   –porque ‘no’ y ¡listo! –dijo Elena.       Fue un ‘no’ rotundo y enfático, preciso y determinante; un ‘no’ tan amargo que las palabras que vinieran después estarían de más; sin embargo, el golpe seco del revés de la mano de Mario dejó en claro que ese ‘listo’ no había dado por terminada la conversación.   Ella se frotó el lado de la cara donde el ardor aún se mantenía firme y detuvo las lágrimas antes de que se hicieran evidentes. no voy a llorar , se dijo a sí misma.   Mario la miraba con la impunidad de los que saben que jamás recibirán respuesta. ‘a los perros los acostumbrás a los golpes –le había dicho su padre alguna vez–, se conforman con los huesos’, y él creció viendo a su madre acostumbrarse.      –¿ve lo que me hace hacer? –le dijo Mario con tono amenazante....

Prólogo de "al mundo no le importa si vos llorás"

      Finalmente, este viernes saldrá a la luz (o las tinieblas, según prefiera) mi libro. Sí, hoy me confirmaron que al mundo no le importa si vos llorás  pronto estará en las calles...       Para apaciguar la ansiedad, acá les dejo el prólogo completo que tiene el libro... que lo disfruten...    << Hace un tiempo atrás recibí una pila de papeles y un pedido. Los papeles eran el manuscrito de este libro y el pedido, el de un prólogo. No tardé en abocarme a la lectura y descubrir el particular universo que me proponía este autor.     Ya desde el título, el libro me interpelaba con su ausencia de mayúscula inicial [ este escritor, ¿sabrá escribir, digo yo? ], con su voseo confianzudo, con esa afirmación tan contundente como impertinente [“ no le importa, ¿entendés? ¡qué le va a importar…! ”].    Incitada por la curiosidad y por cierto aire desafiante del título, abrí la primera página y me encontré con...

Misiva enemistosa, a modo de advertencia

Antes que nada, quisiera aclarar que lo que van a leer líneas abajo es una parte que fue "sacada" de mi libro por parte de gente responsable de editarlo. El argumento fue: "revela demasiado sobre cómo querés que la gente interprete tus cuentos"; sin embargo, haciendo uso de mi tan temible y reconocido "olfato", me animaría a decir que fue sacado -borrado, expulsado, ninguneado- simplemente porque no gustó. Quizás por eso, haciendo "justicia poética" con esta carta tan vilipendiada, es que quise publicarla acá, ya que en mi "casa" nadie pone las reglas... ni siquiera yo. Misiva enemistosa, a modo de advertencia                                             “Una historia me recordará. Siempre”                                                   ...