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Delirios literarios

Libro publicados

Sobre los trazos de tizas borroneados de una rayuela, cantamañanas, Bs. As., 2011 

novela corta, 110 pág.


   En el 2011, junto a Carolina Arias, escribimos una novela corta. No sabíamos muy bien qué queríamos contar, pero sí estábamos seguros de que debía convertirse en un experimento interesante para ambos: DEBÍAMOS AMALGAMAR NUESTROS ESTILOS LITERARIOS.
   Ambos cedimos terreno, dejando de lado el egocentrismo que recubre la personalidad de todo escritor.
   En principio, habíamos pensado firmar el libro con un heterónimo, pero al no poder crear ninguno que pudiera combinar no sólo nuestras personalidades, sino también nuestras pretensiones, terminamos por poner nuestros nombres. Sin embargo, fue tal el compromiso de ambos, que luego de quitar hojas, frases, capítulos completos, nos quedó una novela corta, concisa e interesante cuya mayor virtud tal vez sea [desde mi autocríticodestructivo punto de vista] la imposibilidad de descubrir qué escribió cada uno.
   Tanto Carolina como yo sabíamos del desafío, pero nos necesitábamos mutuamente para lograr nuestro cometido. Ninguno había finalizado ninguna novela por aquel entonces, y trabajar juntos fue la opción más viable. 
   [Debo reconocer que escribir este libro fue una de las tareas más divertidas que llevé a cabo en lo que va de mi vida literaria]


trazos trizas trozos, cantamañanas, Bs. As., 2012

microficciones, 46 pág

   Luego del éxito obtenido con el libro del año anterior, la editorial [cantamañanas] nos ofreció inaugurar su colección de microficciones [creo que la llamaron "Microbios literarios"].

 
 La cosa parecía sencilla: debía enviarles un total de quince microcuentos. Al principio, cuando recibí el pedido pensé: "¿Quince? ¡Treinta, voy a hacer!". Pero conforme pasaban los días, mi tinta se iba secando. La fecha de entrega se acercaba estrepitosa y, cual toro en una corrida, dispuesta a embestirme, para luego, mirándome desde arriba sangrar en el suelo, decirme: "¿No era que ibas a escribir treinta microficciones?"

   Nunca advertí lo dificultoso que es el género. Afortunadamente, quedó listo a tiempo. Eso sí, sólo envié quince, ni uno más.
   El nombre apareció de la mano de mi "compinche literaria", quien después de un  juego de palabras me lo arrojó a la cara.


al mundo no le importa si vos llorás, cantamañanas, Bs.As., 2014

cuentos, 108 pág.

   al mundo no le importa si vos llorás representa parte de mi universo literario; aquí están plasmados algunos de mis temores, algunas de mis obsesiones, algún que otro deseo. 
   Cuando empecé con el libro, no sabía el rumbo que tomarían las historias, ni siquiera tenía nombre. Sin embargo, entre noches largas de café negro y viento en las ventanas, fui a dar con un cuento que no solo dio nombre al libro, sino que también direccionó todas y cada una de las historias. al mundo no le importa si vos llorás no es el cuento más logrado del libro, pero es sin duda el motor del proceso creativo de los demás; es el germen que originó todo lo que luego fue publicado.
   El libro consta de dos partes bien definidas, y de un total de once cuentos.
  Como siempre uno tiene tiene sus preferidos [que por respeto a los demás cuentos no voy a dar nombres], pero debo confesar que todos y cada uno de los cuentos que integran este libro me representa en alguna medida. No quiero adelantar demasiado, porque ello llevaría a condicionar la lectura de mis locuras, pero creo -sin miedo a equivocarme- que se cuela entre las líneas algún que otro rasgo de mi personalidad.

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Tempestad

Siglos de soledad fría mañana turbia. En esta tempestad,                                                 desangrándote. Sombras en la pared el tiempo que no llega; un después que tiende a                                                      desaparecer. Nubes de cal cubren mi ventana gris; en la oscuridad busco tu luz. El destino apuesta por última vez. En la oscuridad, enlaoscuridad , tu luz. Se marchita el sol con sus besos rabiosos. El silencio viene                                                  sin saber de vos. Ríos de sal tiñen tu grito febril; en la oscuridad busco tu luz. Agoniza el sueño sin saber por qué. En la oscuridad de esta tempestad, tu luz.                                                                        MARZO 2013

Larga noche

" Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí." Augusto Monterroso      Oscuridad. Frío. La humedad perforando los huesos. Antes... no, no recordaba el antes. Sentía que desde su antes hasta su ahora habían pasado días, meses... siglos. Siglos de vivir huyendo, temblando por las noches, escuchando un rugido a la distancia, o unas fauces moliendo huesos, o el quejido de algún infeliz que no corrió con la misma suerte.    Suerte, muerte, peste. Notaba la pestilencia de la caverna en la que ahora se encontraba pasando los segundos empapado en una oscuridad amenazante.   Oscuridad, penumbra ; ojos abiertos o cerrados, da igual.   Ahora no se vislumbraba nada. No había ni siquiera esa luz primigenia que había originado las sombras que durante tanto tiempo lo habían perturbado. Quizás por eso sus párpados, pesados, no reaccionaban; no respondían, negándose a sucumbir ante la curiosidad.   ¿Acaso no fue la asesina del gato? ¿y entonces? ¿por qué ahora él

No es casual

No es casual que quiera gritarle al mundo que aún existo que llevo tu aliento apretado contra mi pecho, embarrándome de pies a cabeza mientras me ata los tobillos. No es casual que te piense en la soledad de la cocina sumergido en el humo de mi pipa y cegado por el brillo de la pantalla. No es casual que te busque en cada recoveco de la casa en la alacena,  detrás de las verduras, dentro del frasco de café en fondo húmedo del mate. No es casual que no sepa respirar sin tu recuerdo que no pueda caminar sin el remolino que provoca tu cadera sin la turbulencia que deja tu andar. No es casual que todo te traiga a mi cabeza el sonido de los pájaros,  los ladridos de Manyula, el goteo insistente de la canilla de la cocina. No es casual que revise tu respiración cada segundo de la noche que duerma intranquilo en tu abrazo que me pierda en el movimiento de tus párpados. No es casual, lo sé; quizá por eso te escribo.