Quisiera conocer tu idioma para decirte gracias hasta luego. Quisiera poder comunicarme con vos, aunque sea con un ronroneo o un áspero lengüetazo. Quisiera oirte arañar la puerta de entrada para pedirme comida una caricia o saber que aún estoy vivo Quisiera poder saltar como vos jugar como vos amar como vos. Cómo me encantaría saber que mañana, cuando las putas obligaciones me reclamen, y cuando mi persistente cobardía me obligue a acudir, vos vas a estar en la puerta para despedirme y para verme llegar. Como me encantaría ver las marcas de tus pasos en el sillón, la marca de tu reposo en mi almohada. No sabés cuánto deseaba que conocieras a Cata, que jugaras con ella, que seas compinche de sus macanas. No sabés cuánto te extraño, ni cuánto te necesito; no lo sabés porque sólo conozco estas palabras, porque por más que deseara saber tu idioma para decirte gracias hasta luego, por más que deseara que vos estuvieras rompiendo los brazos de sillón negro,
Mirar el cielo es más poético que mirarse los pies