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Mostrando entradas de marzo, 2015

Hasta luego (Serie Negra, poema VI)

Quisiera conocer tu idioma para decirte gracias hasta luego. Quisiera poder comunicarme con vos, aunque sea con un ronroneo o un áspero lengüetazo. Quisiera oirte arañar la puerta de entrada para pedirme comida una caricia o saber que aún estoy vivo Quisiera poder saltar como vos jugar como vos amar como vos. Cómo me encantaría saber que mañana, cuando las putas obligaciones me reclamen, y cuando mi persistente cobardía me obligue a acudir, vos vas a estar en la puerta para despedirme y para verme llegar. Como me encantaría ver las marcas de tus pasos en el sillón, la marca de tu reposo en mi almohada. No sabés cuánto deseaba que conocieras a Cata, que jugaras con ella, que seas compinche de sus macanas. No sabés cuánto te extraño, ni cuánto te necesito; no lo sabés porque sólo conozco estas palabras, porque por más que deseara saber tu idioma para decirte gracias hasta luego, por más que deseara que vos estuvieras rompiendo los brazos de sillón negro,

Mientras acaricio tu espalda chiquita

La habitación se achica, el techo baja, apretándome certero contra las sábanas. ¿A quién le importa si es domingo o martes cuando puedo oler desde acá tu perfume a vida nueva a conciencia de estreno? ¿Quién necesita de espejos si con tus ojos el reflejo que proyecta mi silueta cansada rejuvenece sin mendigar parpadeos, sin pedir una vuelta más alrededor de la cama? La distancia se espesa; la luz se desvanece; mi sombra mi aburrida y obsoleta sombra mi cansada sombra mi abrumada sombra busca explicaciones o un abrazo o alguna mueca de que es cierto eso de laputaquevalelapenaestarvivo o simplemente un "quedate tranqui, viejo". Y tu respiración tu monocorde tu aliviadora respiración tu sinfónica tu salvadora respiración aparece atraviesa me perfora el pecho las ganas el tiempo deja un hueco,  un agujero negro y se queda,  desplazando y reemplazando  haciendo de ese todo [casi nada] un nuevo todo redecorando tirando abajo paredes enmohe