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Mostrando entradas de abril, 2014

Solo, vacío, vulnerable...

Solo, vulnerable, vacío. Así veía el fondo de aquel vaso, tan igual a otros vasos conocidos, a otros vasos a los que recurría para encontrar esos ojos que huían al ver mis ojos. ¡Qué difícil es volver a una cama fría, a una mano vacía, a un después sin punto seguido! La música del bar me lleva y mi vaso sigue vacío, solo, vulnerable. Mis torpes manos buscan un calor perdido, o más bien, el recuerdo de un calor cómplice, de un calor amigo. pero mi vaso sigue vacío y no me queda un mango para otra cerveza.                                     Cristian Walter                                     Mar 2011