Víctima de preguntas homicidas,
de te quieros por encargo
y caricias calculadas;
de labios con sabor a insecticida,
con ese aroma amargo
de las promesas recitadas.
Producto de algún que otro tal vez
que viene a desnudarnos cada vez
que el silencio se acomoda
y la soledad con ropas de justiciera
sale de su letargo transformando
los minutos y las horas.
Del otro lado,
casi moribundo,
sostenido por el tenue sonido de un latido,
dejándose arrastrar por los porqués,
masticando bronca y levantando muros,
escudándose detrás de un distraído después,
rogando ser lo que siempre debió haber sido,
emerge,
airoso y combativo,
un beso de esos que te quitan el aire pero te dejan respirar.
Cristian Walter
Nov 2010
de te quieros por encargo
y caricias calculadas;
de labios con sabor a insecticida,
con ese aroma amargo
de las promesas recitadas.
Producto de algún que otro tal vez
que viene a desnudarnos cada vez
que el silencio se acomoda
y la soledad con ropas de justiciera
sale de su letargo transformando
los minutos y las horas.
Del otro lado,
casi moribundo,
sostenido por el tenue sonido de un latido,
dejándose arrastrar por los porqués,
masticando bronca y levantando muros,
escudándose detrás de un distraído después,
rogando ser lo que siempre debió haber sido,
emerge,
airoso y combativo,
un beso de esos que te quitan el aire pero te dejan respirar.
Cristian Walter
Nov 2010
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