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No es casual

No es casual que quiera gritarle al mundo que aún existo
que llevo tu aliento apretado contra mi pecho,
embarrándome de pies a cabeza mientras me ata los tobillos.

No es casual que te piense en la soledad de la cocina
sumergido en el humo de mi pipa
y cegado por el brillo de la pantalla.

No es casual que te busque en cada recoveco de la casa
en la alacena, detrás de las verduras, dentro del frasco de café
en fondo húmedo del mate.

No es casual que no sepa respirar sin tu recuerdo
que no pueda caminar sin el remolino que provoca tu cadera
sin la turbulencia que deja tu andar.

No es casual que todo te traiga a mi cabeza
el sonido de los pájaros, los ladridos de Manyula,
el goteo insistente de la canilla de la cocina.

No es casual que revise tu respiración cada segundo de la noche
que duerma intranquilo en tu abrazo
que me pierda en el movimiento de tus párpados.

No es casual, lo sé;
quizá por eso te escribo.

                                                          Noviembre, 2015

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